La palabra descenso, en lo que confiere al fútbol, siempre ha sido temida por todos los equipos. Y es que, bajar al descenso está muy mal visto por parte de los hinchas y los medios de comunicación; es sinónimo de vergüenza, frustración y hasta cobardía. Sin embargo, descender de categoría puede llegar a ordenar a la institución y replantearse el por qué de haber tocado fondo. Claramente esto no es un pensamiento habitual en el ambiente y los equipos que están complicados en la tabla de posiciones harán hasta lo imposible para no bajar. Los denominados “grandes” también lo han padecido y ascender no les resultó para nada sencillo.
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En Sudamérica, más precisamente en el Torneo Descentralizado -Primera División del Perú- el descenso constantemente se mira de reojo, porque las rachas de resultados negativos en los tres torneos en que se divide la competición, puede llegar a ser fatal.
Un grande al borde del abismo
En el año 2008 y tras una racha de campañas negativas, Alianza Lima estuvo al borde de descender a la segunda categoría del fútbol peruano. Las opciones no eran muchas; ganar o perder, ganando mantenía la posición y perdiendo obtenía el descenso, fue allí donde mostró sus cualidades futbolísticas y venció a Sporting Cristal por 1-0, pero sin embargo tuvo que esperar un resultado ajeno y era el de Sport Ancash y el Atlético Minero que culminó en un empate 2-2.
El autor del gol que aquel triunfo inolvidable fue Pedro Aparicio, quien a los cinco minutos del primer tiempo movió la red para consolidar definitivamente a Alianza Lima en la cúspide del fútbol de Perú.